¿En qué invertir?
El oro ha sido, durante siglos, el metal precioso por excelencia.
Su valor ha resistido guerras, crisis y cambios de civilización.
Su escasez y su atractivo universal lo han convertido en un refugio clásico en tiempos de incertidumbre.
Sin embargo…
El oro no produce nada.
No genera flujo de efectivo, no paga dividendos, no crea valor por sí mismo.
Su precio depende de lo que alguien esté dispuesto a pagar en un momento determinado.
Las acciones, en cambio, representan participación en empresas reales: compañías que fabrican productos, prestan servicios y generan ventas.
Una acción de una empresa no solo puede crecer en precio, sino también distribuir beneficios a sus accionistas a través de dividendos.
En otras palabras, tienen vida propia.
¿El oro es mejor o peor que las acciones?
No necesariamente.
Depende de los objetivos de cada inversor, su tolerancia al riesgo y su horizonte de inversión.
Personalmente, prefiero invertir en activos que producen algo tangible, que generan valor y rentabilidad en el tiempo.
Esta reflexión sobre el oro me recuerda mucho al debate sobre invertir o no en Bitcoin, que tiene ciertas similitudes con el oro.
¿Dónde prefieres invertir en Oro en Acciones o en ambos, tu decides?…
¿Invertir en oro protege tu riqueza e invertir en acciones la hace crecer?