La piedra angular para construir una base sólida de prosperidad financiera es el ahorro.
Ya se que lo sabes…
Pero se trata de ir un poco más allá de simplemente acumular dinero, es mejor el ahorro estratégico, este implica planificación y disciplina.
Aquí es donde entra en juego la importancia de establecer un presupuesto; un presupuesto cuyo primer “gasto” debe ser el ahorro.
La primera línea de defensa financiera es el Fondo de Tranquilidad Financiera (FTF).
Se trata de una reserva de dinero destinada a cubrir gastos imprevistos, como reparaciones domésticas o gastos médicos urgentes.
La clave para gestionarlo correctamente radica en el principio de disponibilidad, que garantiza que este fondo esté siempre accesible para responder rápidamente a cualquier necesidad financiera.
La cantidad de dinero a destinar al FTF debe adecuarse a tus circunstancias personales, pero como regla general se recomienda tener al menos el equivalente a tres meses de gastos.
Sin embargo, el simple acto de ahorrar no garantiza riqueza a largo plazo.
Para realmente hacer crecer tu patrimonio, es esencial considerar estrategias de inversión, para lo cual necesitarás tu plan financiero personal.
Mientras que el ahorro establece las bases para la seguridad financiera a corto plazo, es la combinación inteligente de ahorro e inversión lo que sienta las bases para la verdadera creación de riqueza.
Sin ahorro no hay inversión y sin inversión no hay creación de riqueza, se entiende?