Supón que vas al centro comercial a comprar una prenda de ropa que quieres añadir a tu vestuario.
Te gustan 2 prenda, una de ellas cuesta 30 € y la otra 60 €.
El primer impulso te lleva a elegir la opción más barata.
Teniendo como único parámetros el precio, es lógico y normal.
Pero, si analizas un poco más, y piensas en la calidad y la durabilidad de cada prenda, quizá no tengas tan clara la decisión.
Imagina que la de 30€ calculas que te durará 2 temporadas, y crees que la de 60 € te puede durar al menos 6 temporadas.
Ya ves por donde voy, verdad?
Tienes dos opciones:
Durante el plazo de 6 años, puedes comprar una prenda de 60€ que te dura todo ese tiempo, o cada 2 años comprar una prenda de 30€, lo que te representará finalmente 90€.
Visto así, sin duda la opción más “rentable“ para tu bolsillo será la de 60€, estamos de acuerdo?
Cuando empezamos a ver nuestras decisiones de gasto desde un ángulo más amplio, nos damos cuenta que la intuición y la lógica de nuestro dinero no tienen buena relación.
A mayor educación financiera, estaremos capacitados para tomar decisiones más inteligentes en relación a la gestión de nuestro dinero, tiene sentido?
Has tenido alguna experiencia en la que lo "barato" te salió caro?
Un pequeño cambio en una economía familiar pueden hacer grandes cambios en los resultados a medio y largo plazo.
Jesús Barreña -Finanzas personales e inversión en inmuebles-
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