Habrás escuchado hablar de la fórmula de planificación financiera 50/30/20:
El 50% de tus ingresos para gastos esenciales
El 30% para gastos variables
El 20% para ahorro o inversión
A simple vista, parece un buen punto de partida, y lo es.
Pero, ¿realmente es aplicable para todos?
La realidad es que no es una solución universal.
Cada persona y familia tiene circunstancias únicas:
👉 No es lo mismo una pareja de funcionarios, sin hijos, con vivienda en propiedad, que una familia con dos hijos, pagando hipoteca, y con ingresos variables.
👉 Tampoco es lo mismo priorizar el ocio y las experiencias, que priorizar la educación de los hijos o crear un fondo de emergencia.
Por eso, la clave no es seguir una fórmula mágica, sino adaptar tus porcentajes de gasto, ahorro e inversión a tu realidad personal.
Lo importante es entender qué es prioritario para ti, cuánto puedes ahorrar realmente cada mes, y cómo hacer que tu dinero trabaje a tu favor.
Porque el ahorro no es un lujo, es una necesidad.
Y para convertirlo en un hábito sólido, necesitas un plan hecho a tu medida, no una fórmula estándar.
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