Etapa 17 del Tour de Francia de 1995, Miguel Indurain, líder del equipo Banesto, y Alex Zülle, corredor suizo del equipo ONCE, hicieron algo poco común en una escapada ciclista.
En lugar de desgastarse mutuamente, decidieron colaborar para asegurarse que ambos ganaran.
Los ciclistas comprendieron que trabajar juntos sería más beneficioso que competir entre ellos durante la carrera y que el pelotón se les echara encima y al final perderían los dos.
Decidieron colaboraron, relevándose y manteniendo un ritmo fuerte y constante que impidió que el pelotón los alcanzara.
Como resultado de esta colaboración, Zülle ganó la etapa, que Indurain no le disputó, su interés era otro, conservar la primera posición en la general del Tour, y aumentar el tiempo de distancia con el segundo clasificado, ese era su objetivo principal.
Y dada su generosidad y sentido común, prefirió ofrecer victoria de etapa a Zülle, quien a cambio dio su mejor esfuerzo y ambos ganaron.
Eso sí que es trabajo en equipo.
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