No se trata de quién lleva el control, sino de que ambos sepan.
No importa si lo hacéis todo a medias, si cada uno aporta un porcentaje distinto, si tenéis cuentas conjuntas o separadas.
Lo importante es que ambos sepáis.
Sepáis cuánto entra, cuánto sale, qué se debe, qué se ahorra y que se invierte.
Tener un plan financiero compartido.
Aunque sea solo uno quien lleve el control diario, que es lo más común, el dinero en una pareja es cosa de dos.
Si un día hay una emergencia, una pérdida, una separación o una oportunidad que requiere una decisión rápida… la persona que “nunca se enteró de nada” queda a la deriva.
Saber es crear confianza, y la confianza es una base sólida para una relación.
No se trata de compartir todo al 100%, sino de tener espacios de diálogo, transparencia y acuerdos.
Porque eso une, genera seguridad, visión compartida y sentido de equipo.
¿Sabes cómo están tus finanzas y las de tu pareja?
Si no lo sabes, tal vez hoy sea un buen momento para empezar esa conversación.
P.D. Alinear los objetivos financieros de una pareja cuando les hago un Mentorías financieras es todo un reto, que acaba en satisfacción.
En las finanzas personales, tu pareja es parte del equipo, es importante trabajar juntos en la misma dirección... Si lo que quieres son resultados, claro.