Cuando decides comprar una vivienda, ya sea para vivir en ella o como inversión, no solo estás comprando el propio inmueble.
Estás adquiriendo un hogar.
Pero detrás de esa ilusión hay números, y esos números pueden marcar la diferencia entre cumplir tus sueños o enfrentarte a una pesadilla financiera.
¿Sabías que el precio del inmueble no es todo lo que pagarás?
A ese valor hay que añadir un 10% de impuestos y otro 3% aprox. en gastos de gestión, notaría y registro de la propiedad.
Lo que parecía una cifra, por ejemplo de 100.000, pasa a ser 113.000.
Y aquí es donde el banco entra en escena:
el banco, por norma general solo te financia 80% del valor del inmueble.
Por qué?
El banco es un negocio y se cura en salud.
Ese 20% que no te prestan es su margen de seguridad, su escudo en caso de que algo salga mal.
Imagina que, en unos años, tienes problemas para pagar.
El banco decide ejecutar la vivienda y venderla para recuperar el dinero.
Si el mercado ha bajado y el valor de tu casa se reduce más del 20%, tú no solo pierdes tu hogar; también te quedas con una deuda que puede seguir contigo por años.
Esto no es una teoría lejana, durante la crisis de 2011-2012, los precios de muchas viviendas en España cayeron más de un 20%.
Las personas que no pudieron pagar sus hipotecas lo perdieron todo y, aun así, siguieron endeudadas con el banco.
No solo fue un golpe económico, fue un golpe emocional que marcó sus vidas para mucho tiempo.
Ese margen de seguridad que el banco se da a sí mismo, tú también deberías dártelo.
Antes de firmar, pregúntate:
Estoy preparado para asumir este compromiso?
Tengo un plan si las cosas no salen como espero?
Comprar una casa no debe ser una decisión impulsiva, sino una apuesta consciente por tu futuro.
Tu tranquilidad financiera y la de tu familia no tiene precio.
👉🏼 Jesús Barreña -Finanzas personales e inversión en inmuebles-📲
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